Oh, diese Tante

Heinz es ahora un veterinario bien asentado en Klückow. Cuando la tía Alma se deshace de la preocupación por su amado sobrino, el Dr. Kröpelin finalmente tuvo su oportunidad. Propone matrimonio a Alma. Ella no se mostraría reacia en absoluto si no fuera por su pasatiempo «sediento de sangre», la caza. Para Alma, la unión todavía no es una perspectiva deseable. Pero cuanto más se niega, más se aferra Kröpelin a su intención de casarse con ella a pesar de todo, cueste lo que cueste. Y le cuesta mucho antes de que eso suceda. Debe renunciar a su afición, mudarse a Berlín y así sucesivamente. Esto crea nuevas complicaciones para la pareja desigual.