Un día, el director de cine estadounidense Josh Fox recibió una carta en la que una compañía energética le ofrecía arrendar parte de un terreno de su propiedad en el que se encontraba un importante yacimiento de gas natural, que la compañía en cuestión quería perforar y explotar. Inseguro acerca de la decisión que debía tomar, Fox inició un viaje a través de 24 estados de Estados Unidos para averiguar las consecuencias de la explotación de gas natural. Desde Pennsylvania hasta Utah, de un extremo al otro de Estados Unidos, Fox fue descubriendo que en aquellas zonas en las que el gas natural es explotado los habitantes no podían encender un mechero cerca del grifo sin que el agua corriente se prendiese en fuego debido a la contaminación por gas. De ese viaje nació GasLand.