Trata sobre un abuelo y su nieto, perdidos en el fin del mundo de una Siberia deshumanizada, y rodeados de ladrones sin escrúpulos y perros salvajes, en mitad del crudo invierno ruso y prácticamente sin víveres para subsistir.
Ivan es la viva imagen de la vieja Rusia: adusto, trabajador, arisco, y ya echa de menos el comunismo. Conduce un taxi, y una noche conoce a Alexi, que representa a la nueva Rusia: músico, bebedor, algo irresponsable.