Los crímenes del museo
Tras una pelea con su socio, un frustrado escultor londinense contempla atónito cómo éste incendia el museo con el fin de cobrar el seguro y poder pagar las deudas. El artista queda inconsciente en medio del fuego, pero sobrevive, aunque con las manos quemadas. Años más tarde reabre el museo en Nueva York.