Todos hemos pecado
Nadie pudo imaginar que un día La Chingada Vieja se enamoraría. Porque siempre había estado sola, porque nadie la miraba cuando caminaba, porque le cerraban la puerta en las narices, porque la sentían venir y se persignaban, pero sobre todo, porque de la muerte nadie se enamora. Pero El Hombre sin Nombre ha aparecido en su vida y no se ...