Distribuidora Zoowoman – Hoy: Lobo de Mar

Hace unos días lanzamos el proyecto de la Distribuidora Zoowoman con la idea de que la gente que hace cine tenga un lugar que es visitado por cinéfilos donde pueda compartir su trabajo.

El primer proyecto que he recibido me ha llamado la atención por la honestidad y sinceridad con la que presenta y realiza sus cortometrajes. Pero mejor que yo, os dejo el texto que me mandó el propio Director.

Hola, soy Ricard Nolla i Gaseni (Tarragona, 1987) pero suelo firmar mis trabajos más importantes, es decir, los que no realizo en un entorno profesional, como Ricky Del Sexto. Este nombre me viene de cuando formaba parte de un grupo de aspirantes a directores de cine que compartíamos piso en Barcelona, en una 6a planta, por supuesto. Nos quisimos llamar Los Inútiles Del Sexto, con algo de ironía, pero el tiempo ha demostrado que en realidad era bastante literal la cosa…. También fue muy curioso descubrir lo que significa la expresión 6o piso en inglés (https://www.urbandictionary.com/define.php?term=6th%20Floor), fue una absoluta casualidad, pero sin duda llena de sentido.

A parte de venir de un sexto piso tambien me he dedicado profesionalmente a todo tipo de trabajos de mierda relacionados con el audiovisual, muchos de ellos sin cobrar, otros cobrando mal o siendo falso autónomo, como con el famoso cineasta catalán Ventura Pons, que nunca me ha pagó vacaciones ni bajas, ni por supuesto un seguro, y aún esperaba que fuera puntual por la mañana a su oficina. De lo demás, he estado en tv, prensa y radio, y he hecho mogollón de vídeos como realizador freelance. Todo puta mierda, en serio, nada de lo que he hecho ha aportado ni lo más mínimo a mi alma, por mucho que me lo calle cuando intento conseguir otro trabajo puramente alimenticio.

Lobo de Mar, 2018

Sinopsis: Josep lo ha dejado todo para comprarse un barco, restaurarlo e intentar vivir en su nueva casa flotante, aún cuando la vida en el mar requiere mucho más trabajo y sacrificios de los que puede asumir.

Ni siquiera se cómo hice este corto documental. Se suponía que estaba rodando otra cosa. Mi amigo Josep (el protagonista del docu) me whatsapeó una mañana cualquiera para decirme que lo había dejado todo para comprarse un barco, y que ahora era un hombre de mar. Josep, a sus 40 y pocos, estaba tan profundamente solo, desesperado y necesitado de atención que inventó en su cabeza un mundo alternativo en el que es el capitán de barco más guay del mundo, tiene un canal de Youtube y triunfa en televisión con su reality al estilo Supervivientes En Pelotas.

Por pura empatía con sus sentimientos (yo también me siento jodidamente solo la mayoría del tiempo) acepté seguirle en su aventura de hacer un episodio piloto de su reality para presentarlo en la televisión. Fue mi gran error del año. Todo el aprecio que siempre había sentido hacia mi amigo desapareció por completo durante las jornadas de rodaje, en las que me di cuenta de que un tipo como él realmente no puede “querer” a nadie, sino que solo es un liante que utiliza a los demás para satisfacer las necesidades de su ego infantil, y quedó claro que muy poco o nada le importaba el tiempo y la energía que yo dediqué a su proyecto por amor al arte, así como el tiempo de todos los demás implicados en el rodaje, todo chicos jóvenes a los que había tomado el pelo con una suerte de pose de colega de barrio (“eres mi bro tío”), y que hasta el último día se pensaban que iban a cobrar algo por jugarse la vida, literalmente.

Fue muy peligroso rodar con Josep, por sus cambios de ánimo constantes, pero sobretodo por su poca responsabilidad para con su vida y la de los demás. El barco (que había comprado entero y él mismo se dedicó a destruirlo y casi hundirlo durante el proceso de restauración) era un sitio muy peligroso para estar, y más cuando salía a navegar. Si encima tenemos en cuenta que algunos de sus acompañantes en una travesía de nada más y nada menos que 5 horas (de Barcelona a Vilanova) eran menores de edad, saltando por la cubierta de un barco en ruinas con la cámara en la mano y subiéndose al mástil sin apuntalar sin ningún tipo de precaución o chaleco, se puede decir que la aventura fue una locura solo digna de seres que no aprecian, o no se dan cuenta de lo que vale una vida humana.

Había que ser tonto para dejarse engañar por un tío así, pero además había que ser doble tonto para soportar sus continuas burlas (el tipo se creía que la gente que lo seguíamos éramos sus subordinados o algo, nunca respetó nuestro tiempo ni nuestro trabajo) y hasta insultos en la puta cara que nunca le perdonaré. El colmo fue cuando milagrosamente terminamos de rodarlo todo para montar el episodio piloto y el tipo me exigió que lo montara todo en un día porque tenía prisa. Como me negué me dijo que estaba fuera del proyecto (gran cosa) y que un amigo suyo que era más bueno que yo lo montaría todo para el día siguiente (no me consta que se haya montano nada un año después). Me cabree tanto que le monté lo que presento, cualquier parecido con la idea inicial de Josep de quedar como el Rey del mundo es pura coincidencia. A final me quedó un retrato tragicómico de un personaje que vive totalmente fuera de la realidad que le rodea, y no me hizo falta ni música ni efectos, ni voz en off, para retratarlo tan bien. Las imágenes hablan por sí solas.

Cuando Josep vio el resultado, perdí a un amigo para siempre, y me está intentando hacer boicot profesional desde entonces. ¡Que se joda! Es un desgraciado.

Encontrar Francia, 2019

Sinopsis: Después de un martes cualquiera de los martes locos de Telepizza en el año 2012, unos compañeros de piso estudiantes de cine (e inútiles) decidieron partir de madrugada hacia Francia sin ninguna razón en absoluto. Esta es la crónica de aquel viaje sin sentido.

Este un documental experimental que consistió en intentar montar mis vídeos de juventud de un viaje improvisado a Francia, en el 2012, con los Inútiles Del Sexto (como explico arriba en la introducción, eran mis compañeros de piso por aquel entonces). Lo que intenté fue darle al resultado final una estructura de película de ficción, y que se pudiera seguir como tal. No hay tampoco voces en off, efectos, ni entrevistas. No tiene nada en su formato que recuerde a los códigos del documental.

Respecto a su mensaje, no creo que haya que buscarlo en las acciones que se ven en pantalla. Sinceramente, el viaje a Francia es lo de menos. Yo puse el énfasis en revivir la situación, en darles vida otra vez a mis excompañeros de piso, y ojalá que esto sirva para que los espectadores que no estaban ahí se puedan sentir como si estuvieran dentro de nuestro piso tan peculiar. Diganmelo después de verlo en los comentarios, ¿se han sentido como si estuvieran dentro de la historia, como partícipes del viaje en lugar de como simples espectadores pasivos? Este era mi objetivo.

El conjunto es desde luego un tributo a la nostalgia en sí, a los ecos de un pasado más libre y más interesante que la realidad presente, pero tampoco pretendía ser una idealización, pues como digo, éramos jóvenes inútiles, y todo lo que hacíamos resultó ser completamente inútil al final, incluida nuestra relación.