No es país para jubilados

Avieso Huesomarzo 15, 2018Vistas 4235

Nuestros mayores, hoy más achacosos y cansados vuelven a salir a las calles para luchar por NUESTROS derechos, esos que se dieron por supuestos con la transición, cuando se recogieron los campamentos de la calle o por hacer click en change-punto-com.

Nos quieren vender que trabajar es un honor que nos conceden y que debemos estar agradecidos hasta rendir prácticamente pleitesía, la verdad es que para la gran mayoría no solo no es un honor, es una mierda que empobrece el espíritu y apenas sacia los bolsillos. Aún hoy cala esta perniciosa idea: «el trabajo dignifica», pero para los hoy jubilados era una cuestión de supervivencia. Pocos se pudieron permitir estudiar y menos aun elegir a que se querían dedicar, la gran mayoría con el graduado escolar y 14 añitos salían a buscar empleo para ayudar a la familia, era su obligación.

De los 14 a los 65 hay más de medio siglo de esclavitud, inaugurados a golpe de trompeta con dos largos años en los que te llevaban de «campamento» para servir a la patria donde protohombres te hacían un hombre a base de hostias,  menús agusanados y jornadas extenuantes al aire libre.

El caso de las mujeres solía ser peor, segregadas desde la escuela y adoctrinadas por la Sección Femenina según los dictados de la moral católica reinante para su gran futuro: ser diligentes esposas sometidas a su marido y procreadoras para la patria. Un mínimo de formación intelectual dedicada a esclavizarlas y conocimientos técnicos restringidos a las cuatro paredes del hogar.

Hijos de la posguerra, reeducados y limitados por un régimen fascista, han visto y sobrevivido a numerosos cambios, muchos ya lucharon por la «democracia» y dotarnos de unos derechos que poco a poco, con pasividad vamos dejando que nos roben. Y ahora cuando les tocaría poder disfrutar de ese retiro que tan merecidamente se han ganado y sentarse a contarnos sus batallitas, se ven obligados a volver a pelear, ya no se apoyan en las vallas a mirar obras, ahora las derriban delante de la policía, usan sus miradas de ancestros indignados y hacen de su supuesta fragilidad una fuerza motriz digna de una peli de George A. Romero.

 

Es por ello que desde aquí queremos brindarles un homenaje haciendo un repaso a algunas películas que pueden servir de inspiración o motivación:


 

Igual crees que esto no va contigo, pues sigue viendo tu serie distópica favorita mientras esperas a que sean los robots los que trabajen (que para eso tienen pecho-lata) y da gracias a que no haya límite de entrada en prisión, pues será el único recurso para disfrutar de comida, techo y cobertura médica.

-Antes-

Trabajando gratis de aprendices, resignados a superiores cuasimilitares, madrugando para caminar kilómetros, currando de sol a sol, sobornando funcionarios, deslocalizados por brutales reconversiones industriales, sometidos a un capital que solo tributaba ante la dictadura, sindicándose ilegalmente amenazados por competencias desleales amigas del poder, corriendo y pegándose con los uniformados grises.

-Ahora-

Explotados como becarios, aguantando jefes supremacistas, con legañas esperando un transporte público decadente o dando vueltas buscando aparcamiento, pagando cuotas de autónomo, desplazados por las nuevas tecnologías, sometidos ante un capital que financia un sistema clientelar corrupto, cayendo en la trampa de la «economía colaborativa» cuando es precarización digital, sentados pacíficamente ante cualquiera de las franquicias de nuestros múltiples cuerpos de seguridad.

Puede que vivamos en el mejor de los tiempos, pero no es el mejor mundo posible.

 

 

 

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